Por su cuenta y riesgo, este joven periodista monteriano, egresado de la escuela de Periodismo del Inpahu, estuvo en zonas dominadas por paramilitares y guerrilleros, en busca de testigos de excepción y de sobrevivientes cuya información sirviera para documentar estas crónicas. El autor se vio obligado a alejarse por un tiempo de los medios de comunicación durante la investigación y el proceso de edición de esta serie de relatos que, de otro modo, habrían sido censurados y archivados debido a presiones e intereses de todo tipo. La experiencia recogida durante su paso por la redacción del diario El Tiempo, de un medio regional y de varios programas radiales de corte investigativo, le permitió localizar expedientes y documentos clasificados con datos sorprendentes e impactantes que son revelados a través de estas páginas. Su primer libro, Crónicas que no me dejaban contar, se agotó en pocas semanas y tuvo que ser reeditado en varias ocasiones.